- No ceda a sus deseos. La característica más marcada de las personas que tienen depresión es desear estar solas. Oblíguese a salir o a desarrollar una actividad que le guste.
- Evite pensar. Las personas depresivas suelen estar la mayor parte del tiempo pensando en lo que les sucede y pensar aumente la tristeza. Esfuércese por cantar, busque canciones alegres y tararéelas si no conoce la letra, al poco rato notará la diferencia en su estado de ánimo.
- Sea protagonista de su vida. No se lamente por lo que le sucede, actúe como si se sintiera bien y busque lo que quiere en su vida.
- No baje la cabeza. Siempre mantenga la mirada al frente, de esta manera evitará encerrarse en sus sentimientos.
- Realice una actividad física, puede ser gimnasia, aprender a bailar o un deporte. El movimiento ayuda a eliminar el estés que la depresión le crea a la vez que genera hormonas de bienestar. Supere la negación del primer momento y verá como podrá disfrutar del momento.
- Y si todo esto no ayuda, busque un profesional que lo guíe. Estar triste o angustiado no es el estado normal del ser humano, si no puede salir por sí mismo, busque un psicólogo que le ayuda a superar este estado.
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LA ANSIEDAD, compañía inherente a las crisis
Independiente de la situación económica, instrucción, religión u opiniones políticas, seamos amas de casa, dependientes, obreros, periodistas o doctores, en situaciones de crisis, todos sufrimos en mayor o menor medida ansiedad.
Si bien la ansiedad (en cualquiera de sus variantes) en situaciones normales siempre está presente, debajo de cierto umbral es imperceptible y necesaria para la vida, no da síntomas que llamen nuestra atención. Superado ese umbral y de acuerdo a la intensidad que alcance y las respuestas (conductas aprendidas en nuestra infancia y repetidas a lo largo de nuestra vida) podremos desarrollar “patologías” (para que quede claro: conductas ineficaces que en su momento fueron efectivas y ahora no nos ayudan a sobrellevar el problema actual).
Dentro de esas “patologías” nos encontraremos con personas que están permanentemente preocupadas por su trabajo, salud, economía, estudios, familia, etc., que se sienten aceleradas todo el tiempo y tienen lo que se llama en la jerga psicológica “trastorno de ansiedad generalizada”; con personas que se sienten tristes y sin fuerzas para salir avante denominado “depresión”; personas que sufren los aterradores “ataques de pánico” que las limitan y las obligan a vivir temerosas de un nuevo ataque y que necesitan compañía permanente. Están las personas que la ansiedad vuelve obsesivos o controladores, que necesitan verificar su entorno y acciones no una sino cien veces o las personas que ante una leve sensación en su cuerpo comienzan a temer enfermedades catastróficas y son los “hipocondríacos”.
Pero no hay que asustarse, son sólo definiciones que – dice David Burns – “ayudan a los profesionales a pensar con mayor precisión acerca de los problemas de sus pacientes ya que les aportan indicaciones acerca de cuáles son los tratamientos más eficaces”. Por ejemplo las técnicas que yo usaría para tratar un ataque de pánico serán muy diferentes de las que usaría para tratar una depresión o timidez.
Si bien muchas son los tipos de ansiedades, las nombradas se presentan en situaciones de crisis como la que estamos atravesando en nuestro país en este momento. De las otras iré hablando en próximos artículos.
¿Qué hacer si me identifico con algunas de estas patologías?
La ansiedad se anuncia con síntomas físicos (cambio de ritmo cardíaco, falta de aire, problemas digestivos, etc.) si Ud. se da cuenta que son debidos a la ansiedad, acuda a un psicólogo, preferentemente cognitivo (ya que darán soluciones en menor tiempo). Si no reconoce su estado de ansiedad, acuda al médico para descartar problemas físicos y cuando éste le prescriba algún medicamento ya sea ansiolítico, tranquilizante o antidepresivo, acuda al psicólogo. La medicación actúa como los antifebriles, alivia el síntoma pero no cura. Solamente identificar los pensamientos y acciones que generan el estado de ansiedad y modificarlos asegura la cura.