No sé qué hacer…DUDA
No sé si quiero….DUDA
No sé que elegir…DUDA
No sé que carrera seguir… DUDA
Podríamos hacer un listado interminable de dudas y es que esta asalta a muchas personas (unas más y otras menos) a lo largo de la vida. A ella y a sus sinónimos indecisión, titubeo, vacilación, desconfianza….. los hemos conocido alguna vez.
Cuando se nos presenta una duda, de cualquier orden, tenemos un conflicto de intereses cerebrales.Si, le explico: nuestro cerebro, a diferencia de lo que el común de la gente cree, alberga dos cerebros integrados (en realidad son tres, pero eso lo veremos en otro artículo) el “cerebro izquierdo” donde se aloja la razón y el “cerebro derecho” donde se aloja la emoción (tómese esta información a título didáctico y comprensivo).
El hemisferio derecho (nombre correcto) es el que guarda las sensaciones de todas nuestras experiencias, aquellas que fueron buenas y gratas o aquellas que fueron duras o dolorosas. Ante una situación similar, no vendrá el recuerdo a nuestra mente, especialmente si este ocurrió hace tiempo, pero invariablemente vendrá la sensación de agradable-desagradable como brújula que regula inconscientemente nuestras conductas. Recordemos que este hemisferio se comunica con nosotros a través de sensaciones que sentimos en el cuerpo.
Por otro lado, el hemisferio izquierdo, guarda los recuerdos de las situaciones por las que hemos pasado a lo largo de nuestra vida, es el que nos dice como se hacen las cosas para hacerlas bien “como debe ser”. Este hemisferio se comunica a través de diálogos internos, también llamados pensamientos.
Cuando tenga una duda imagínese una vieja balanza de platillos con un hemisferio cerebral en cada uno de ellos. La balanza estará en equilibrio mientras la duda permanezca. El hemisferio izquierdo impondrá sus razones y el derecho sus sensaciones (los me parece que…) ambas de igual peso, lo que hace difícil desequilibrar la balanza, es decir: tomar una decisión.
Y no es una situación muy cómoda y por eso vamos a aprender a resolverla. El primer paso consiste en identificarla: puede ser una sensación inmovilizante en medio del pecho, o una sensación en nuestra cabeza o bien una lluvia de pensamientos incesantes del tipo: “mmm…que hago: derecha o izquierda ?y si doblo a la derecha y es a la izquierda y me pierdo? Me parece que era a la derecha pero no estoy segur@. Huy y si me equivoco y llego tarde? Que bronca que hago?”
Y mientras más pensamos, más grande se hace nuestra duda.
El segundo paso es resolverla. Para ello debemos elegir, de acuerdo al momento o situación, una decisión razonada o una decisión emocional, obviamente apoyando a uno u otro hemisferio.
Imaginemos que debemos comprar un sillón. Hemos visto uno muy lindo del que nos hemos enamorado, pero luego nos sentamos en otro sumamente cómodo. Y aquí puede presentarse la DUDA. Están los dos hemisferios involucrados, lo que la lógica dice que es estético, armónico, perfecto, cualidades del izquierdo. Y por otro lado el placer de la comodidad y bienestar, cualidades del derecho.
Para salir de la duda debo inclinarme por uno u otro y aquí entran las particularidades individuales. Si en general, lo que privilegio en la vida es lo estético sobre lo cómodo (ropa ajustada en las mujeres, vestir sport elegante en los hombres, placares ordenados en ambos) debo elegir el primero. Si por lo contario, mi ropa es holgada, o sport, mi placar descuidado, seguramente privilegio la comodidad frente al orden establecido, en este caso debo elegir el segundo sillón.
¿Cuál de los dos elegiría usted?
¿Tiene una duda que resolver? Escríbame.